El Euro, el Yen, la Libra esterlina y por supuesto el peso chileno, son algunas de las monedas del mundo que están hechas a base de cobre y en aleación con otros metales en menor medida como el aluminio, níquel o zinc.
Su uso en las monedas se debe a que tiene una gran resistencia a la corrosión, permite mantener su forma y durar siglos, incluso tras la exposición a agentes atmosféricos hostiles, como estar años sumergidos bajo el mar, por ejemplo. Asimismo, las monedas de cobre son completamente reciclables, por lo que pueden fundirse y rediseñarse al quedar fuera de circulación.
El proceso de creación de este tipo de dinero comienza con la fusión de los metales que serán su composición química. Pasando después a un proceso de laminado, recorte de los discos (cospeles) y proceso químico-físico de desoxidación y pulido (decapado) de estos cospeles. Las monedas chilenas tienen desde un 92 a un 95 por ciento de cobre, salvo la moneda de 1 peso que es 98% aluminio y que se dejó de emitir por el Banco Central en octubre de 2017, al igual que la moneda de 5 pesos.