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A continuación, veamos sus usos en diferentes áreas.
En la actualidad, unas 600 mil toneladas de cobre se encuentran presentes en los sistemas de telefonía celular a nivel mundial. En cada teléfono móvil, un 20% de sus componentes corresponden a este metal, siendo utilizado principalmente en los circuitos y la batería.
Gracias a su excelente conductividad, el cobre es un gran transportador de energía eléctrica. Por ende, es utilizado en la mayoría de las conexiones cableadas del mundo, siendo el material más confiable a la hora de energizar los electrodomésticos e iluminar tu hogar.
Aunque en este sector el uso de cobre es relativamente reducido, juega un papel preponderante en pequeñas aplicaciones de alta tecnología, tales como microchips y semiconductores (elementos que cumplen el rol de aislantes o conductores en los artefactos electrónicos).
¿Sabías que un computador estacionario tiene en promedio 2 kilos de cobre? ¡Así es! Este porque el metal se utiliza en la fabricación de sus principales componentes. Por ejemplo, en las tarjetas de circuitos impresos (superficies que conectan un conjunto de componentes electrónicos), las cuales están grabadas con cobre para dirigir las fuentes de energía a las diversas partes del equipo.
Es utilizado tanto en los motores, como en los sistemas electrónicos de automóviles, trenes, aviones, barcos e, incluso, en vehículos espaciales. Genial, ¿no? En la actualidad, un automóvil nuevo utiliza unos 20 kg de cobre, el doble de lo que se utilizaba hace 40 años. En el caso de un avión, el largo de los cables utilizados puede superar los 100 km. ¡Casi la misma distancia que hay entre Santiago y Valparaíso!
Al ser el cobre un elemento muy común en la producción de fitosanitarios, (microelementos esenciales en la fotosíntesis de las plantas), tiene un importante uso en la agricultura como fungicida preventivo. Al mismo tiempo, por su acción bactericida, impide la germinación de las esporas de los hongos y las bacterias.
Por las mismas propiedades bactericidas, el uso del cobre se ha expandido a la industria ecuestre mediante la fabricación de herraduras que previenen infecciones y hongos en los caballos. También ayuda a controlar lesiones o traumas a las extremidades de estos animales, ya que tiene una buena capacidad de amortiguar impactos.
El uso de mallas de cobre mejora la productividad, la higiene y las operaciones en los sitios de cultivo de salmón, al evitar que en estas se adhieran algas, moluscos y bacterias que afectan el crecimiento de los peces.
Gracias a sus características, el cobre ha sido históricamente utilizado por nuestras culturas andinas, desde jarrones y vasijas, hasta joyería como collares, anillos, pulseras o colgantes. Existe toda una tradición detrás de su uso.
Debido a sus propiedades benéficas en la prevención contra agentes infecciosos, en los últimos años se ha venido desarrollando toda una industria de ropa antibacteriana de cobre. Ya existen en el mercado primeras capas, calcetines, sábanas, toallas, y otras prendas de efectivos resultados. Increíble ¿no?
Al ser un metal maleable, con una gran resistencia a la corrosión, al impacto y desgaste, el cobre ha sido utilizado para acuñar monedas desde el inicio de la civilización. ¡Incluso las primeras monedas de la antigua Grecia estaban hechas de cobre! Además, sus aleaciones pueden ofrecer diferentes colores dependiendo del contenido porcentual de cobre y otros metales.
El cobre ha sido uno de los metales que más ha influido en la música. Por ejemplo, se utiliza en instrumentos como las trompetas, platos y cajas de las baterías. En la actualidad también se combina con otros materiales metálicos, como el latón, generando grandes propiedades acústicas que se utilizan en instrumentos musicales que no son de madera. Osea, ¡hasta en el sonido está presente el cobre!
