El molibdeno es un elemento metálico que no se encuentra en estado puro en la naturaleza, por lo que se extrae de otros materiales, como por ejemplo, los minerales sulfurados. Se usa, principalmente, en la fabricación de acero gracias a su gran resistencia a la temperatura y corrosión.
Tienen la función de hacer que las partículas de cobre y molibdeno hagan todo lo posible por rechazar el agua. Su objetivo es generar una conducta "hidrófoba" (fobia al agua) en el mineral para que este se separe del agua e ingrese a las burbujas de aire.
Su función es generar el efecto inverso que los reactivos colectores, pero en otro tipo de minerales presentes en las "piscinas". Es decir, que el material que no interesa recolectar, prefiera el agua antes que el aire. Por ejemplo, la pirita es un sulfuro que no tiene cobre, ¡se va al agua!
Su gran tarea es generar burbujas resistentes. Claro, el cobre y el molibdeno necesitan un lugar firme en el cual resguardarse del agua.
El resto de componentes añadidos cumplen la sencilla tarea de estabilizar la acidez del material en un valor de pH determinado, para que el proceso de flotación pueda llevarse a cabo sin problemas. Un ejemplo de estos aditivos es la cal.